sábado, 10 de agosto de 2013

La languidez de un atardecer






Llegue tarde a La Araña para fotografiar el caer del sol sobre la bahía, pero pude fotografiar la languidez con que se va el día.











viernes, 2 de agosto de 2013

Lorena Hermoso Peláez, Pintora




Hay veces que vas por la calle, o entras en un sitio con gente y algo te atrae intensamente. A mi si solo me atrae, es que es un hombre, pero si lo hace intensamente es que es una mujer.

Anoche salí con mi amigo Jorge a dar un paseo y a hacer fotos. Íbamos hacia el Guadalhorce y cambiamos de destino, porque Jorge dijo que en el Muelle 1 había una actuación de Jazz. Bueno era un tipo con cuatro bombillas, un saxo y música enlatada... Dimos una vuelta, hicimos 4 fotos y nos marchamos.

Antes de salir nos acercamos para ver, lo que exponen los artistas callejeros. Quiero decir los que exponen su obra sin pagar fortunas. Verles me encanta y me trae recuerdos maravillosos, de cuando yo lo hice en el rastro, y que gracias a eso subsistí, cuando me fui a estudiar a Madrid, sin medios humanos.

Allí, entre pales, pinturas sobre botellas y lienzos vi a la diosa que me atrajo intensamente. Iba con vestido amarillo (ahora al verlo dudo si sera verde, pero esta es otra cosa), un tocado de plumas del mismo color, en la cabeza. Zapatos y bolso rojo, a juego y una trompeta en la mano. La calle parecía dura, muy dura y los taxis haciendo una cola inmensa, esperando a mujeres con trompetistas, no a desgraciadas con trompeta...

Estaba la pintora en otras cosas y le pregunte si me dejaba hacer una foto a sus cuadros. No quise decir que era a la trompetista, por si había algún problema de celos... Y lo había. Me dijo que solo a conjunto de cuadros.

La pintora me resulto encantadora y preciosa, pero no encajaba con su proposición de madre antigua, que solo permitía a su niña salir con carabina o en grupo... Pero como soy antiguo, recordé que, a una chica sola era un problema meterle mano, porque se revolvía como una rata. Pero si lo hacía en presencia de terceros aguantaba mientras no se perdiesen las formas en exceso, para no levantar la liebre y conservar las apariencias.

Así que ahí la tengo  y le pongo un tango que dice:

Sola, fané, descangayada,
la vi esta madrugada
salir de un cabaret;
flaca, dos cuartas de cogote
y una percha en el escote
bajo la nuez;